Es común confundir el amor con la pasión.

De todos modos, el amor está vinculado con la pasión, pero no está bien decir que todo el amor está basado en la pasión.

Además, el término pasión, no sólo se utiliza en el ámbito del sexo, sino también en el ámbito laboral, o en la vida diaria.

A mí por ejemplo me apasiona el arte, siento que cuando pinto, canto o actúo, disfruto muchísimo de desplegar mis sentimientos a través de unas expresiones que tienen el poder de conmover a otros y transmitirles un mensaje en un lenguaje universal… Un lenguaje que al parecer no proviene de este mundo, pues refleja los anhelos más profundos y primitivos del hombre de acercarnos a lo desconocido y a algo más grande que nosotros mismos, a ese algo lo llamo Dios. El arte es un vínculo por el cual Dios se puede manifestar sin mencionarlo necesariamente, claro que no siempre el hombre representa a través del arte cosas buenas, pero allí está el misterio.

El hecho de poder sensibilizarnos por el arte lo podemos tomar como una especie de don innato en cada uno para conectarnos con un mundo diferente, pero, ¿Podría considerarse que, a veces, desvalorizamos ese don? Pues el arte a veces se usa para resaltar la belleza estética de una imagen destructiva e impactante; por ejemplo, las fotos de los premios Pulitzer (porque normalmente las obras maestras siempre han surgido de circunstancias en las que el ser humano está en crisis, cuando hay guerras u otro tipo de dificultades). Pero a fin de a cavo, esas manifestaciones de arte… ¿Son críticas hacia el mal de este mundo? O simplemente manifiestan que hay una total libertad en el arte.

¿Porqué los valores muchas veces se ponen de lado en estos casos?... ¿Porqué el ser humano necesita quitarse de encima todas estas reglas de convivencia y de moral por un momento para dar un respiro en la fantasía y imaginar infinitas posibilidades o que sus deseos se hacen realidad?...sin leyes, sin problemas, sin complejos de culpa… Pues creo que la respuesta es muy simple… Porque somos humanos. Nos equivocamos, somos débiles, pero también somos fuertes, y de vez en cuando, sacamos lo mejor de nosotros mismos y logramos hacer cosas maravillosas… Pero eso es lo hermoso de la vida, el constante equilibrio entre el bien y el mal, la tristeza y la alegría, el amor que a veces duele y después te levanta, somos humanos que aprendemos y que cambiamos constantemente… En este mundo no hay nada puramente bueno, ni nada puramente malo.

Es una paradoja que siempre me he cuestionado, ¿Las cosas perfectas tienen algo de imperfecto también?... Como dicen en la película “El cisne negro”. Lo que más me impactó en esta película fue como el director envolvía al espectador en una atmósfera cargada por la intensidad de la trama, la música y la belleza visual en las coreografías que se apreciaba de una manera alucinante, ¡Y qué decir del juego de cámaras! Todo esto, además que conllevaba a una mezcla de sensaciones, me hizo ponerme en el lugar del personaje principal (Natalie Portman) y pensar en estas dos caras la del bien y la del mal, que se contrastan y representan las dos caras de la moneda que cada persona tiene. Después pensé en uno de los tantos mensajes que me dejó la película: Cómo la búsqueda de la perfección en el arte puede llevar a la destrucción en la vida real.

La fantasía es un medio que usamos para escapar de la realidad, sin embargo, en la vida tenemos que enfrentar los problemas y nadie dice que no podamos salir de ellos de una manera creativa, que es lo más sano, pero creo que aunque el arte en sí mismo esté vivo, el arte es arte gracias a la vida. Es como un cuento, dicen que está dormido, al menos que alguien lo lea. Pero desde el momento que enfrentamos al arte con la vida, y le damos más importancia al primero que a la segunda, me parece que prácticamente estamos dejando de entender su significado. En el cisne negro, la película me pareció buena porque justamente criticaba este hecho, la locura por llegar a la perfección en el arte, pero claramente muestra una tragedia, la muerte de la chica. Es cierto que todos vieron una danza espectacular, pero realmente ¿Valió la pena sacrificar su vida por un baile perfecto? ¿Por el arte?... El arte es acaso nos lleva a una respuesta absoluta?... En este sentido, algunos dicen que se puede comparar con otras áreas, como la filosofía, que busca el saber a través de la razón, o la religión que busca la verdad a través de la fe. Pero así lo sea o no, ¿No les parece extraño que alguien sea capaz de morir sólo por una creencia?... Yo creo que realmente no estamos seguros de nada… Y que el único motivo justificable para dar la vida es por otra vida, o por amor. Y como un viejo amigo me contó, (espero haberlo interpretado bien), Dios nos dio el ejemplo de amor y lo que él quiere es que lo sigamos, pero en realidad todas esas reglas que impone la religión no serían necesarias si la gente supiera amar de verdad.

El amor y la pasión…¿En eso estábamos verdad? Entonces… entregar la vida por amor no significa que uno tenga que morir necesariamente, si toda tu vida la entregas al cuidado de a los demás, te sacrificas constantemente, pero tú también estás viviendo y estás tratando de acercarte a tu felicidad. Porque al encontrarnos con el otro, nos encontramos a nosotros mismos. Pero para realizar un acto humano tan valeroso, creo que entra a tallar la pasión allí también. El amor y la pasión, son algo así como la felicidad y la alegría. Creo que tanto la felicidad como el amor, no son estados de ánimo, son vistas como estados eternos, a los que uno aspira llegar, la pasión y la alegría son consecuencias de situaciones momentáneas, finitas, como el tiempo que tenemos de vida terrenal. Por ende, a veces nos dejamos engañar por estas señales como si fueran un atisbo o atajos a la vida plena que deseamos, pero no necesariamente son reales, y la única manera de saberlo es aprendiendo a escuchar a nuestro corazón, lo cual no es fácil, pues el entorno es muy influyente también, No podemos luchar solos, pero sí podemos ser la fuente de la iniciativa para el cambio. ¿Es el verdadero amor y la felicidad lo que ansiamos? Pues la mayoría responderá que sí. Pero porqué esperar a la vida después de la muerte, cuando podemos hacerlo desde ahora. Ustedes me dirán: ¿Hacer qué? si no estamos seguros de nada; y yo responderé, pues a aprender a distinguir entre lo que nos llena y lo que no nos llena, entre lo que nos gusta y es más fácil, y lo que nos gusta más pero rechazamos porque implica compromiso. Más adelante podemos añadir hacer algo más grande, basar toda la vida en torno a un fin, que es ser fiel a lo que el espíritu necesita para sentirse verdaderamente completo, basar nuestras acciones en una coherencia que nos convenza a nosotros mismos que la vida tiene sentido.