Al encontrarnos en lugares apartados, pensamientos inconstantes, revelaciones inesperadas aparecen en mi corazón…
Desearía poder prometerte muchas cosas,
Como por ejemplo, que cuando vuelvas,
Todo lo encontrarás como si nunca te hubieras ido.
Que cuando regreses yo estaré igual y podremos conversar de lo mismo.
Me gustaría que fuera verdad que las personas no cambian.
Que el tiempo no pasa…
Que el mundo se puede detener si es que tú dices: ¡Basta!
No quiero que esto termine, quiero que permanezca… pero ¿Cómo permitir que la
monotonía consuma y deseche lo vivido? Prefiero que el recuerdo se mantenga
encendido en mi memoria, pues ahora llena un espacio nuevo en mi alma.
Creo que la amistad no puede quedar estática, la única manera de hacer que ésta se
mantenga es haciendo que crezca, porque de lo contrario tiende marchitarse, envejece y
muere.
Es verdad que deja en su lugar un bonito recuerdo, pero también un ligero sabor amargo
de impotencia al descubrir que en realidad somos inconstantes y frágiles, somos
humanos.
Sin embargo, mi intención no es dar una mala noticia. Sino mas bien, mostrar lo empinada
que es esta montaña, que sólo los valientes podrán escalar. Sólo aquellos que quieran ser
felices de verdad y estén dispuestos a arriesgarlo todo en cada nueva aventura.
La soledad no existe en un mundo dónde todos están dispuestos a dar de sí por los demás. Porque, aunque muchos no lo sepan, el encuentro con uno mismo se da en el auténtico encuentro con el otro.
Las cosas que uno dice, por insignificantes que parezcan, pueden generar un impacto muy grande en otro. A veces sólo queremos expresarnos sin esperar que alguien pueda o tenga intenciones de ayudarnos... Ahora creo que el deseo de compartir es el más grande.
Para una amiga que aunque se encuentra lejos, se mantiene cerca :)
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